No quería empezar hablando del coronavirus porque todos estamos saturados con el tema, pero síganme unas líneas más. La pandemia va a ser disruptiva para la industria de la moda de formas que ni siquiera imaginamos. Por ejemplo, algunos aventuran que, al menos en Estados Unidos, va a ser el fin de las grandes tiendas por departamento. Otros afirman que va a cambiar la forma en la que las marcas conciben el stock.
Uruguay, sin embargo, tiene otras reglas y otros tiempos, por lo que es aun más difícil hacer predicciones. Pero hay algo que ya podemos ver y es el avance impostergable del comercio en Internet. Hasta ahora había sido lento. Los compradores, desconfiados, preferían acercarse a los locales. Las marcas no veían la importancia de tener un shop online. La logística era lenta y complicada. Incluso algunas vendían más caro en Internet, algo que me resulta francamente inexplicable. Ahora, todo cambió.
Hay una cuestión ética en la que no me voy a sumergir (pueden leer acá o acá sobre el tema), pero los consumidores conscientes nos debatimos entre apoyar económicamente a las marcas chicas en estos momentos comprando sus productos o evitar hacer compras no esenciales para no exponer a quienes hacen repartos. Aún no llego a una conclusión que me convenza, pero ya sea para ahora, o cuando todo esto pase, estos son algunos de los piques que he aprendido a lo largo de los años para comprar en Internet.
1. Mantenerse centrado
Siempre que compro me gusta tener claro qué es lo que preciso o quiero —que no es lo mismo— ya sea en Internet o en tiendas físicas. Es fácil tentarse con los descuentos y consumir por consumir. Esto no solo suele generar una culpa tremenda después, sino que es poco amigable con el medio ambiente. Por eso, una buena medida es hacerse una lista de lo que buscás antes de sumergirse en la web (frase muy noventera).
2. Y con calma
Una de las ventajas de la compra online es que nadie te apura, entonces podés tomarte tu tiempo para meditar si es realmente lo que querés, consultar con amigas o incluso abrir el placard y fijarte si combina con las prendas que ya tenés. Una opción es tirar todo lo que te gusta al carrito y luego tomarse 24 horas para meditar, editar y ejecutar la compra con calma.
3. Mirar la composición
Esta es una cruzada personal. En el mercado local muy pocas marcas ponen la composición de sus prendas en el shop online y, sin temor a exagerar, creo que cuando no lo hacen es publicidad engañosa. Porque no es lo mismo un buzo de lana merino que uno de acrílico, que es más barato, menos durable y más contaminante.
Otro tema son los jeans. A mí me gustan de ciento por ciento algodón o con cinco por ciento de elastano porque son más rígidos y mantienen mejor su forma a lo largo de los años. Este es un dato probablemente innecesario, pero hay que compartir la sabiduría. Como regla general, trato de ir por las fibras naturales.
4. Ser realistas
Obviamente en el lookbook todo se ve precioso, pero la realidad suele distar de eso. Puede haber desde palillos sosteniendo el vestido del lado de atrás —basado en hechos reales—hasta photoshop. Por eso hay que prestar atención a los estilismos (por ejemplo, si todas las imágenes del vestido son con una campera, hay algo raro), a la pose de la modelo y los ángulos desde los cuales están sacadas las fotos. Ya si sos muy obsesivo, y la página lo permite, te sugiero que hagas zoom para ver detalles y de ruedos y costuras.
También hay que tener en cuenta las medidas de la modelo, que en las páginas internacionales suelen poner cuáles son y qué talle está usando. Por ahí el largo te parece bárbaro, pero la chica mide 1.80 m y vos 20 centímetros menos. Lo que me lleva al siguiente punto.
Un vestido que vende Urban Outfitters y no tenemos idea cómo queda puesto.
5. Tomar medidas (incluso a los accesorios)
Comprá una cinta métrica de costura y fijate cuáles son tus medidas, para luego elegir el talle perfecto teniendo en cuenta la curva de la marca (que hay que decirlo, es acotada en la mayoría de las marcas locales, que suelen ir del S al L).
En algunas páginas tienen un espacio para comentarios para que los compradores dejen referencias si queda holgado o ajustado, corto o largo. Leelos antes de tomar la decisión final, porque tal vez tengas que ir por un talle más grande del que creías inicialmente.
6. No hay que temerle a la devolución
Como en el amor, por más que haya voluntad a veces la cosa no funciona. Y si no funciona, cambialo o devolvelo, no te quedes con algo que no te gusta o no te queda bien. Eso sí, tené en cuenta de que probablemente tengas que ir a una tienda física (post covid, claro), porque el mecanismo de los envíos y devoluciones no está del todo aceitado en el mercado local.
Esos fueron los consejos para consumidores, pero también hay algunas pistas para vendedores. La información tiene que ser accesible, precisa y detallada para que podamos hacer una compra inteligente y es su responsabilidad proveerla.
Imagen de portada: las botas de Sabrina Tach que me compré la semana pasada
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