Cuando era niña mi abuela me mandaba a comprar los regalos de Navidad para todos los nietos a la feria de ropa del Buceo. Ella sabía que yo iba a hacer rendir cada peso que me diera. Es que siempre me gustó encontrar oportunidades, descubrir belleza en medio de una motaña de ropa en rebaja que nadie quiso.
Tuve muchos aciertos, pero también cometí muchos errores. Por ejemplo, la primera vez que viajé, a los 23 años, compré muchas prendas baratas pero de malísima calidad en cadenas que aún no se habían instalado en Uruguay. Al año ya se habían estirado o descosido y lo único que conservaba era lo que había comprado en una tienda de segunda mano, L-Train vintage, el lugar que me hizo enamorarme de la ropa usada. Allí encontré un jean Ralph Lauren sin usar a 20 dólares, una camisa con volados ochentosos a 10. Las filas de ropa se extendían al horizonte y yo me sentía en el paraíso.
En Uruguay mis experiencias con las tiendas de segunda mano habían sido pocas y malas. Todo me resultaba caro y sin valor, pero cuando volví me propuse darle una segunda oportunidad.
A continuación lo que aprendí en estos años y una guía de tiendas favoritas (en algunas compré, en otras aún no).
Lecciones
Usado no es vintage
Esta distinción es fundamental. Si bien no hay una regla explícita, muchos coinciden en que vintage es aquello que tiene entre 30 y 100 años —pasados los cien ya es una antiguedad—. Lo otro es ropa contemporánea que, al ser usada, puede ser adquirida por un precio menor (o mayor si es un coleccionable). Entonces, una remera de Zara de 2010 no es vintage.
La curaduría es importante
Muchos no entienden por qué algunas tiendas de segunda mano cobran lo que cobran, si lo que venden es casi desperdicio textil. Sin embargo, las buenas marcas hacen un gran trabajo de curaduría, usando su expertise para encontrar prendas únicas y de buena calidad. A veces tengo ganas de ir a descubrir (más adelante hablaré de esto) y a veces tengo ganas de entrar a una tienda sabiendo que seguro algo bueno voy a encontrar.
El temita de los talles
Hay que estar preparado, porque una pieza puede flecharte desde el primer momento y luego no te pasa por las caderas. Ahí no hay otra que soltar, porque es rarísimo que haya más de un talle.
La magia de lo único
Hoy elijo comprar usado no solo por lo económico o por lo ambiental, sino porque es una forma de conseguir prendas únicas de muy excelente calidad. Es importante ir con la mente abierta.
El ojo crítico
En las tiendas que no hay curaduría es importante chequear el estado de las prendas, porque puede haber agujeros de polillas o manchas. También es una buena idea ver las composiciones, porque tal vez el color de ese buzo no nos atrae tanto pero si vemos que es de cashmere (una fibra noble y abrigada pero carísima) es otra cosa.
Mis tiendas favoritas
Vintage y second hand
Inés y Diego tienen una curaduría increíble de vintage. En lo personal, me encantan sus piezas porque suelen ser extravagantes, de esas que te visten en sí mismas y no necesitás nada más. Ellos se definen como una dupla de "amantes de las texturas, estilos y diseños del vintage" y eso se nota en el minuto que uno entra a su espacio.
Luciana Damiani, comenzó con Nómada en 2018 desde un gusto personal por el vintage. Sin embargo en este último tiempo se fue animando cada vez más a la máquina de coser y decidió orientar el proyecto hacia procesos de reciclaje de prendas. En sus palabras: "Entiendo que Nómada es mi manera de aportar un granito de arena a la economía circular y demostrar que podemos vestirnos de una forma única, sostenible, accesible y amigable con el planeta".
El foco de Neon x Laser está puesto en la moda de los 80, 90 y 2000. Casulamente –o no– muchas de las siluetas de esas épocas son tendencia ahora, así que es un muy buen lugar para ir en busca de piezas que no tiene nadie pero que, a la vez, se ven frescas y actuales.
Dolores de Arteaga es una amante del vintage y del second hand. Para su primer proyecto, Antigua, viajó a Europa y Buenos Aires en busca de marcas como Missoni, Ungaro y Chanel. Ahora, con la tienda que lleva su nombre, decidió enfocarse en lo contemporáneo y hacerlo accesible. La curaduría es excelente y hay algunas joyitas vintage como una línea de sacos de los noventa en varios colores pastel.
¿Te encantan Mutma, Rotunda o VDamiani pero no podés pagarlas full price? Bueno, en Recicla encontrás prendas de esas marcas y más. También tienen ropa nueva de marcas sustentables como Gaia y Comas.
Es un espacio súper grande al que ir con la mente abierta y buscar, pero se pueden encontrar muy buenas cosas.
Sofía, la creadora de Elder, recorre ferias vecinales, parroquiales y las calles más alejadas de Tristán Narvaja en busca de "ropa de vieja", como le llama ella. La selección es súper ecléctica, extravagante y divertida.
Interesante selección y una comunicación muy interesante.
Emaús
No tiene redes ni tengo fotos, pero ese lugar es increíble. Hay que ir con tiempo y paciencia, pero podés comprar abrigo para todo el invierno por mil pesos. Fundamental asegurarse que la ropa no esté manchada o agujereada.
Upcylcling
Estas marcas eligen transformar la ropa usada en productos nuevos.
Gaia es una de las marcas más interesantes en la escena de la moda local. Con el foco puesto en el cuidado del ambiente, los diseñadores Denise Rozza y Agustín Petronio trabajan con grupos multidisciplinarios conformados por diseñadores y artesanos locales para crear piezas con materiales que van desde el denim a la lana.
Micaela, diseñadora detrás de La Vestiduría, utiliza desecho textil como puntillas, sábanas viejas, resto de stock de telas y finales de piezas para hacer piezas nuevas. Las colecciones son súper contemporáneas. Una forma de vestir a la moda sin tener un impacto negativo en el planeta.
Mis camisas favoritas son de BEN&CIO Studio. Poli encuentra camisas de segunda mano, le cambia los botones, las acorta y hace las modificaciones necesarias para que se vean vigentes.
¿Tienen algún otro pique? ¡Cuéntenme!
Comments